Carta Barcelona Nueva
Sin embargo, estos elementos son tan solo la guinda del pastel a unas imponentes vistas al puerto de Barcelona. En sintonía con sus bases culinarias, salta a la vista que el interiorismo de este restaurante es un verdadero homenaje al slow life nórdico; su minimalismo moderno, la música amenizando el ambiente o la terraza donde disfrutar de los últimos destellos de luz son los responsables de la ideal atmósfera que impregna todo el sitio. La gran mesa central invita a la convivencia; la barra de sushi —donde se puede ver trabajar al sushiman en directo— añade un toque que da al conjunto un aire diferente. Como principales, el arroz meloso de cigalas o el solomillo a las pimientas con setas sintetizan el pulso creativo de la cocina, entre tradición y contemporaneidad, equilibrando el punto justo de intensidad. Al mediodía, la claridad del sol dibuja un espacio vivo y abierto; al atardecer, la brisa y los reflejos del puerto suavizan el ambiente hasta transformarlo en un lugar más íntimo, donde el mar y la mesa parecen compartir espacio. El comedor, concebido como una “caja de cristal” rodeada de vegetación, es un jardín que se fismuler carta abre al puerto y al cielo, ofreciendo luz natural, brisa marina y vistas que convierten cada comida en un pequeño viaje.
En Platja Ca La Nuri, con una historia restauradora familiar que se remonta a mediados del siglo pasado, lo podréis comprobar a pie de playa. Se nota que el chef, Marc Singla, trabajó en el Bulli. Si vais desesperados buscando arroces auténticos por la Barceloneta, ¡stop! Dado que el barrio tiene mucha afluencia turística, acertar con lugares auténticos no siempre es fácil. Entre el mar, la arena y el asfalto, visitar la Barceloneta es como ir de vacaciones sin salir de la ciudad. Una marisquería moderna con lo mejor de la despensa de Galicia y Cataluña.
Fiskebar, el restaurante de inspiración nórdica que realza la belleza de la artesanía.
Cada local es un escenario propio, donde la gastronomía se convierte en protagonista y el diseño y la atmósfera crean el telón de fondo perfecto para cada encuentro. Cuatro espacios, cuatro formas de vivir Barcelona desde la mesa. Entrantes muy correctos como el dukker de berenjena y nueces y platos fríos, como el tiradito de atún con tomate verde y jalapeños o el pez limón en crudo con aceite que sirven con alga nori para que el comensal prepare sus rollitos. Igual de vinculado a la Barcelona preolímpica estuvo el Mordisco, primera piedra del grupo Tragaluz, impulsado por Rosa Esteva y su hijo Tomás Tarruella. “Allí aprendía cositas que tímidamente introducía en la carta”.
Una marisquería pero con una vuelta. Desde una ensalada de aguacate, espinacas, hinojo y parmesano a almejas con tomate, arroz de butifarra de Calat y setas o ceviche rojo de corvina con leche de tigre. ¿Hay algo mejor que comer junto al mar cuando se está en Barcelona?
Restaurante-Coctelería
El ex financiero Jaume Muedra, hijo del mítico bar La Bombeta, tiene un bar-restaurante de primera categoría. La Malandrina, familiar y económico, es un pequeño milagro de la Barceloneta, un barrio cada vez más caro y en manos de grandes grupos restauradores. En su carta encontraréis platos para picar (empanadas, ensaladas, provolone), bocadillos (choripan, milanesa, hamburguesa) y principales de carne (entrecot, bife, vacío, asado de tira, chorizo criollo, etc.). Casi una veintena de tapas de base nacional con toques internacionales (gambas rojas flameadas al sake, croqueta de kimchi con mayonesa cítrica), una decena de arroces, algo de pescado y carne. Aquí la cosa va de cocina marinera excepcional y creativa, enfocada a la calidad y frescura de sus ingredientes. Destacan los mejillones con mantequilla blanca, la cerviola con aceite de oliva virgen y la barra fría de niguiris, así como el queso de Molí de Ger a la brasa.
Una barra de piedra y microcemento actúa como eje central de la actividad
La incorporación más reciente a la estirpe de Ca La Nuri es el Sal Mar, una actualización de los postulados de este grupo de cocina marinera que en 2022 cumplió 60 años y pasó a llamarse Familia Nuri. En el Ají de Barcelona, uno de los restaurantes del Casino de Barcelona –con acceso desde la calle– se mezcla la cocina más tradicional de Perú con la japonesa, es decir, hacen cocina nikkei y son uno de los máximos exponentes de la ciudad. Se trata de cocina mediterránea, con guiños afrancesados que tan bien maneja el chef, se articula aquí alrededor de carnes y pescados a la brasa.
Sus cócteles, de autor y clásicos son de altura, con una carta elevada y sorprendente. Y platos como el pez espada a la brasa o el chuletón de rubia gallega madurado. Un espacio artístico y gamberro, teatral y auténtico. Un espacio de inspiración nórdica, con una exquisita decoración ideada por Tomás Tarruella y el Grupo Tragaluz y hecha realidad por estudio de Interiorismo de Isern Serra.
- En la playa de la Barceloneta el Grupo Tragaluz tiene dos restaurantes, uno de ellos, Gallito.
- Tapas Lobito es el nuevo bar de moda en el Born, donde uno puede empezar con un zurito de gazpacho y acabar riendo alrededor de una mesa compartida.
- Si no tenéis ningún límite presupuestario a la hora de apoquinar la cuenta, lo vuestro es comer en las mejores marisquerías de Barcelona.
Carnes y pescados
Desde el Hotel Ars, os comeréis el Mediterráneo tal y como lo entiende Paco Pérez, y alucinaréis de todos los matices creativos de los que es capaz este gran chef. El mar en los fogones de un dos estrellas Michelin es, dicho simple y llanamente, emoción pura en cada mordisco. Nacido en 1957 y padre del Nou Ramonet, La Fresca y La Vinoteca, Can Ramonet sigue siendo la taberna insignia del grupo.
En la Avenida Diagonal, Bosco de Lobos ofrece un escape del bullicio urbano, y un restaurante donde la sensación de comer rodeado de árboles es posible. Porque hay bares que se visitan, y otros —como este— a los que siempre se vuelve. Tapas Lobito es el nuevo bar de moda en el Born, donde uno puede empezar con un zurito de gazpacho y acabar riendo alrededor de una mesa compartida. Un bar sin prisa, vinos naturales, cervezas, sangría y cócteles que prolongan las sobremesas mientras la música sube de ritmo.
La Torre d’Alta Mar es cocina mediterránea y marinera con toques modernos en un ambiente distinguido. Entre semana, bajad a la Barceloneta para disfrutar de un menú de mediodía, a 16 euros, impecable; te traen una paella para uno con sepia, calamares y tirabeques, que por sabor y generosidad te recuerda el arroz de la madre. Si el ‘nikkei’ en sí mismo es ya un estilo de fusión, ella innova dentro de este marco con una cocina de autor que pone el pie en dos o más gastronomías por plato con naturalidad y acierto. Cabe decir que nos rendimos al estilo y creatividad de la chef Alejandra Ormeño, que ha logrado un equilibrio fenomenal entre la voluptuosidad de Perú y la precisión de la cocina japonesa. De la barra de crudos, salen ostras ahumadas, carpaccios de gamba roja y láminas de pulpo con aguacate. Rodaballo, rape negro, secreto ibérico, o wagyu de Burgos (que buena la cecina que también preparan con él, por cierto) conforman las propuestas de esta parte de la carta).